La libertad de prensa o la libertad de los medios de comunicación, es el principio de que la comunicación y la expresión a través de diversos medios, incluidos los medios impresos y electrónicos, especialmente los materiales publicados, deben considerarse un derecho que se ejerza libremente. Tal libertad implica la ausencia de interferencia del Estado. Esto implica la prohibición de la censura previa; su preservación puede obtenerse a través de protecciones constitucionales.
La prensa no puede ser sometida a ninguna autorización o censura. La incautación solo se puede permitir mediante una orden judicial que indique el motivo y solo para los delitos expresamente determinados por la ley en la prensa o en caso de violación de la obligación de identificar a las personas responsables de dichos delitos.
Según la Organización de la Naciones Unidas (ONU), la libertad de expresión es un derecho humano,“Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Tienes derecho a tener cualquier opinión, no importa cuán vil pueda ser. Pero la expresión de dicha opinión – si equivale a una instigación – debe ser penalizada. Existen claros ejemplos históricos de lo que puede suceder cuando no es así.
Sin embargo, la libertad de expresión está explícitamente protegida en la mayoría de las esferas y hay crecientes preocupaciones hoy en día por que los esfuerzos continuos, y posiblemente al alza, para hacer un mal uso del concepto de “discurso de odio” o “incitación” estén siendo utilizados como pretexto para sofocar la disidencia o la crítica hacia un gobierno en el poder, que a menudo utiliza leyes antiterroristas como medio legal para lo que es, bajo la ley internacional, un objetivo ilegal.
El artículo 19 incluye el derecho a “investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras.” A pesar de que los individuos gozan de los mismos derechos en la red y fuera de ella, los Estados también están censurando, y en ocasiones criminalizando, un amplio abanico de contenido en la red a través de leyes vagas o ambiguas que prohíben el “extremismo”, la “blasfemia”, la “difamación”, el lenguaje “ofensivo”, las “falsas noticias” y la “propaganda”.
Si los periodistas son atacados, espiados, encarcelados o incluso asesinados cuando sus búsquedas de información son interpretadas por parte de los gobiernos o empresas criminales como amenaza, las personas pueden no tener la oportunidad de formarse una opinión y tomar decisiones informadas.
En la actualidad, de los 7,4 mil millones de habitantes en el mundo, sólo el 13% reside en países donde se ejerce plenamente el derecho a la libertad de expresión. Asimismo, 2,5 mil millones viven bajo gobiernos que coartan la libertad de expresión.
Estos datos pertenecen al informe anual Freedom of the Press 2017 que la organización Freedom House publica desde 1980. El informe de la ONG monitorea el estado de la libertad de expresión a nivel mundial a través de la observación del entorno legal, las presiones políticas y los factores económicos que influyen en el desempeño los medios de comunicación.
Según Freedom House, en 2016 los periodistas en América sufrieron un incremento de la “violencia, causas judiciales e interferencias políticas” en el ejercicio de su profesión. La organización considera que de los 35 países que integran el continente americano, el 14% no se encuentra en un estado de libertad de prensa, y en el 40% este derecho se ejerce parcialmente.
El reporte advierte también sobre la situación en Venezuela, país que juzga no respeta la libertad de expresión. La ONG señala que tanto a periodistas locales como extranjeros se les ha puesto trabas o impedido el acceso para realizar coberturas sobre las protestas contra el régimen del presidente Nicolás Maduro.
Como ejemplos, menciona que en agosto se denegó la entrada de seis periodistas internacionales que pretendían cubrir una protesta, y que los periodistas que sí pudieron asistir a la manifestación “sufrieron violencia por parte de la policía” e incluso de algunos manifestantes. Por la situación económica y en términos de seguridad, hoy los periodistas se ven afectados por “robos, falta de papel prensa y dificultades financieras”.
Del mismo modo, Freedom House subraya cinco hitos en la historia reciente del país para ilustrar el declive que padeció Venezuela en materia de libertad de expresión. El primero lo integra, en el año 2000, la facultad otorgada al Ejecutivo de suspender transmisiones de televisión por cuestiones de interés nacional.
Luego está la promulgación de una ley en 2004 que establece el cierre o las multas a los medios por faltar el respeto a las instituciones y, un año después, la criminalización del insulto a la figura presidencial. Los últimos dos casos citados son la suspensión de 34 licencias de medios privados en 2009 y el acoso y los ataques que padecen los periodistas en la cobertura de las manifestaciones en el presente.
La libertad de expresión implica poder comunicarnos y expresarnos libremente. Un hecho fundamental para vivir en una sociedad justa y abierta.
Los gobiernos afirman defender la “libertad de expresión” como aparece en la Constitución española y en casi todas las constituciones del mundo, pero en realidad no es así. Por todo el planeta hay gente que va a la cárcel – o sufre algo peor – simplemente por hablar.
El derecho a buscar, recibir y compartir información e ideas sin miedo ni injerencias ilegítimas es esencial para nuestra educación, para desarrollarnos como personas, ayudar a muestras comunidades, acceder a la justicia y disfrutar de todos y cada uno de los derechos que aparecen en la Declaración Universal de los Humanos.
Internet se usa cada día más como fuente para expresar nuestro derecho a la libertad de información, libertad de opinión, libertad de pensamiento y libertad de prensa para alzar la voz contra el poder y para ejercer presión por un mayor respeto a los derechos humanos. Las redes sociales alimentan un nuevo activismo que los gobiernos luchan por controlar.
Sin embargo, sus intentos por bloquear el acceso a Internet o cortar las redes de telefonía móvil no están consiguiendo acabar con las voces de protesta de quienes están peleando por que se respete la libertad de expresión como derecho humano, así como el conjunto de todos los derechos. Irán, China y Vietnam han intentado desarrollar sistemas que les permitan controlar el acceso a la información digital.
En la región de Cachemira, en el norte de la India, cortar Internet y las comunicaciones móviles es la respuesta ante cualquier disturbio. En Amnistía Internacional estamos buscando continuamente nuevas formas de evitar el bloqueo de nuestro sitio web en China. Puede que la represión aumente, pero parece que cada vez las personas tienen menos miedo a expresarse con libertad.
Desde sus inicios, Amnistía Internacional ha apoyado y protegido a personas que alzaban la voz en favor de sí mismas y de otras. Trabajamos con periodistas, personas que realizan trabajo comunitario, personal docente, sindicalistas, activistas de los derechos reproductivos y pueblos indígenas que defienden su derecho a la tierra.
Amnistía Internacional ha hecho campaña en todo el mundo a favor de miles de presos y presas de conciencia, personas que, aunque no han propugnado la violencia ni recurrido a ella, han sido encarceladas por ser quienes son (por su orientación sexual, origen étnico, nacional o social, lengua, nacimiento, color, sexo o situación económica) o por aquello en lo que creen (por sus creencias, ideas políticas u otras convicciones profundas).
Libros informativos: http://www.derechos.org/ddhh/expresion/
https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/libertad-de-expresion/
Estudiante: Alejandra Josefina Miranda
Estudiante: Sofía Nicole Aparicio Penado
Estudiante: Roxana Yamileth Gómez Pérez
Estudiante: Eduviges del milagro joaquin Castro
Estudiante: Diego Adolfo GarcÍa Flores